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El hecho de que los niños vayan desde pequeñitos a la guardería tiene algunas ventajas, y al mismo tiempo algunas desventajas que a continuación vamos a comentar.

Para muchos padres, el hecho de llevar a los hijos a la guardería es prácticamente obligatorio, o la única solución si ambos padres trabajan. Acudir a la guardería será probablemente la mejor solución para que el niño esté cuidado y atendido mientras los padres realizan su jornada laboral.

Para comenzar, avanzamos que el hecho de que el niño no vaya a la guardería no va a suponer que el niño no sepa socializarse como los otros niños cuando comience su escolarización obligatoria. De algún modo, el niño puede aprender a socializarse igualmente en el hogar, relacionándose con las personas que forman su entorno familiar.

Por otra parte, es cierto que los niños aprender ciertos conocimientos básicos en la guardería, como diferenciar colores, números, formas…pero son conocimientos que en el propio hogar, y con sencillos ejercicios también podrían ir aprendiendo, por lo que tampoco sufrirá un retraso cognitivo al comenzar su escolarización.

Por último, vamos a hablar sobre las enfermedades: Suele ser común que el niño que va a la guardería coja más enfermedades que el niño que no lo hace, debido a que se junta con otros niños y hay enfermedades que pueden transmitirse más fácilmente. Sí es cierto que se dice que debido al hecho de haber sufrido más enfermedades en la época de la guardería, su sistema inmunológico puede estar más desarrollado. Pero por otra parte, aunque el niño se quede en casa, y aunque sufra menos enfermedades, también sufrirá algunas y su sistema inmunológico se irá desarrollando igualmente. Por lo que tampoco significa, en definitiva, que vaya a coger todas las enfermedades posibles en su primer día de cole.

En definitiva, podemos concluir que en general, no es mejor o peor que el niño vaya o no a la guardería, es una elección de los padres, respetable en cualquier caso. Pueden darse casos en los que quizá los padres se sientan culpables de enviar al niño muchos días a la guardería, y en ese caso quizá sea mejor que el niño se quede en casa. Pero por otro lado, puede suceder que nuestro hijo sea hiperactivo, o con un carácter demasiado fuerte. En ese caso, antes que agotar la paciencia de los padres, podría ser recomendable que fuesen a la guardería, y aprender allí algunas normas de convivencia en grupo.