Un reciente estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Londres, ha demostrado algo que se sospechaba, pero que todavía no se había demostrado, y es que los niños pequeños no sienten las cosquillas de la manera en que lo hacen los adultos.
Fundamentalmente, esto se debe a que su cerebro es más simple que el de las personas mayores, y todavía no está tan desarrollado. Ellos todavía no tienen desarrollada la parte del cerebro que controla la percepción del espacio. El cerebro del bebé no tiene desarrollada la parte del cerebro que indica a las extremidades si el estímulo viene o no del exterior, y por ello no responden igual.
Concretamente, los bebés de 4 meses fallaban en un 30% al recibir cosquillas en un pie, mientras que, y aunque parezca paradójico, a los 7 meses fallaban en un 50%. Esto es debido a que los más pequeños tienen el cerebro todavía más simple, sólo registran de donde viene el estímulo. Más adelante comienzan a tener la percepción de que las extremidades se encuentran en lugares concretos, pero al realizar acciones como cruzar las extremidades vienen los equívocos.
