Existen muchas teorías al respecto y es difícil y, por supuesto, decisión personal de cada familia, cómo deben interactuar los niños en este ámbito.
Lo que sí que tenemos claro y lo vemos cada día, es que los niños vienen “de serie” adaptados para el cambio y además ese cambio les estimula.
Prohibirles los dispositivos electrónicos es complicado como lo es que no tengan un móvil a una determinada edad. Lo importante es enseñarles a utilizarlo correctamente.
Nosotros somos de la opinión de que el mejor juego para los pequeños debe ser en exterior, moviéndose e interactuando con otros niños de distintas edades. Además de mejorar la destreza y su psicomotricidad, fomentamos de la misma forma las relaciones sociales y la empatía.
A su vez, actualmente existen numerosos estudios que coinciden en que es beneficioso para los niños jugar a ciertos videojuegos, porque estimulan su inteligencia, su creatividad y sus capacidades cognitivas. Existen juegos donde los pequeños deben construir cosas sencillas, identificar animales, memorizar objetos y desarrollan habilidades de lecto-escritura. Por tanto, no debemos generalizar y tratar los vídeo-juegos como algo NEGATIVO.
También creemos que las tecnologías bien utilizadas son altamente beneficiosas y es indudable que forman parte de nuestra vida.
A los niños les encanta la libertad, autodirección y competencias que aparecen en los vídeojuegos. En ellos toman sus propias decisiones y consiguen superar determinados retos y enigmas que agudizan su ingenio e imaginación.
Lo importante es que sepamos diferenciar porque no es lo mismo ver un capítulo de Caillou o de Peppa Pig, que matar dragones jugando “on line” con otras personas que, en muchos casos, no conocen (ni nosotros como adultos conocemos). Ahí también radican los “peligros”.
Lo que tenemos que tener en cuenta cuando vayamos a comprar un vídeojuego es, como pasa con las películas, su clasificación según el contenido y la edad mínima a la que pueden jugar.
En España se sigue la normativa europea PEGI (Pan European Game Information), que establece la edad mínima aconsejable para cada juego.
Es a partir de los 7 años, cuando los niños son más autónomos y tienen mayores habilidades cognitivas. Ahí es cuando, como padres, debemos estar más atentos, puesto que los niños ya pueden “engancharse” con más facilidad.
Lo principal es establecer desde el principio las pautas de juego y el tiempo que les está permitido además de mantenernos tajantes. Para ellos, nunca es buen momento para acabar.
También recomendamos supervisar el contenido al que acceden, y aquí ya nos referimos más al tema de redes sociales pero, en los vídeojuegos, es asimismo importante con quién se conectan…
Cualquier ayuda que necesitéis no dudéis en poneros en contacto con nosotros en cualquiera de nuestros dos centros.
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