Sabemos que el abordaje de la muerte sigue siendo un “tabú” en nuestra sociedad. Como me dijo una clienta “nadie nos ha enseñado a saber manejar la muerte con nuestros hijos”. Se trata de vivencias angustiosas que incluso se agravan en el momento de comunicárselo. Es común escuchar testimonios de este tipo: “Ves una lucecita, éste es el abuelo”, “se ha ido al cielo, desde allí nos ve”. Tendemos a evitar su dolor pero debemos tratarla con toda naturalidad, es decir, es un hecho que forma parte de la vida y que en cualquier momento nos vamos a enfrentar a ello. EL ADULTO NO DEBE EVITAR EL DOLOR DE SU VÁSTAGO.
Una HERRAMIENTA CLAVE en la gestión del duelo con nuestros hijos es ser buenosEJES DE REFERENCIA.
EL DUELO es la reacción emocional que vamos teniendo ante la pérdida de un ser querido. Es la situación más común y más adversa de la vida. Todo el que nace muere. Aunque en este artículo nos vamos a referir al fallecimiento de un ser querido y cercano, también hablamos de duelo en situaciones de ABANDONO, SEPARACIÓN, DESPEDIDA tan comunes como: un cambio de lugar de residencia, de colegio, de compañeros de clase, de casa. SON ESTOS MOMENTOS OPORTUNIDADES QUE NOS BRINDA LA VIDA PARA TRABAJAR LA REACCIÓN EMOCIONAL DE NUESTROS HIJOS Y ASÍ GESTIONAR CORRECTAMENTE EL DUELO.
EL DUELO SANO pasa por distintas respuestas inconscientes que va teniendo la persona para protegerse del sufrimiento e ir aceptando la nueva realidad (negarlo, la ira, fantasear, la tristeza). La reconstrucción es un proceso muy personal.Un buen indicador es el predominio del dolor frente al sufrimiento.
LAS REACCIONES DE NUESTROS HIJOS PUEDEN SER MUY VARIADASdesde el llanto, la apatía, la tristeza, el enfado, la rabia, el aislamiento, etc. Las conductas a adoptar van a depender principalmente de la EDAD del menor, de su PERSONALIDAD/MADUREZ y de SU ENTORNO FAMILIAR (el duelo en los adultos, el estilo de educación, la gestión de la frustración).
EL DUELO ES SANO SI EL MENOR VENTILA SUS EMOCIONES, es decir, EXPRESA SUS PENSAMIENTOS Y SUS CONDUCTAS. ES AQUÍ DONDE LOS PADRES DEBEMOS ESTAR ATENTOS Y VALORAR LA NECESIDAD DE ACUDIR A UN PROFESIONAL DE LA PSICOLOGÍA.
EL MIEDO A LA MUERTE es una situación bastante común en consulta. Se produce normalmente a partir de los 8 años en adelante donde el menor toma conciencia de la irreversibilidad de la muerte y reacciona teniendo miedo. Se pueden volver hipocondriacos (temerosos) con las enfermedades y/o todo lo que tiene que ver con los hospitales: inyecciones, agujas, batas, llegando a convertirse en un pensamiento obsesivo no permitiéndoles vivir con libertad y afectando a su felicidad. En este caso, lo óptimo es acudir al psicólogo puesto que la persona sufre y no está gestionando correctamente esta emoción que va a ir a más ya que aparece el temor con respuestas de ansiedad.
A partir de los 10 años en adelante se produce la idealización del ser fallecido que junto con la vulnerabilidad y falta de identidad de estas edades conlleva contactar con un profesional cuando se agravan situaciones de tristeza, aislamiento, ira, miedos, violencia, bajo rendimiento escolar, abuso con el juego y tecnologías (Play, Tablet, etc)
IDEAS GENERALES: gestionar con naturalidad las despedidas, progenitores presentes ante las necesidades de sus hijos, hacerles partícipes en el fallecimiento según la edad y la demanda del menor, objetividad en la percepción de sus conductas para ver la evolución.
Un consejo: aunque cada duelo es único y personal conviene pedir información al psicólogo cuando se prevé el fatal desenlace y no esperar a que se suceda. La NO ACEPTACIÓN puede desencadenar en un futuro personalidades depresivas, ansiosas, temerosas.
No dudes en solicitar cita con nuestra psicóloga si necesitas ayuda en esta gestión del duelo.
Helga González Medina
Psicóloga y logopeda en Centro Pediátrico San Franciso