En la vida, como en todo, hay gente de todo tipo. Por desgracia, hay gente que “disfruta” humillando y menospreciando a otros. Lo vemos siendo adultos y sabemos reaccionar pero, para los niños, lidiar con este tipo de personalidades es más complejo y puede no sólo afectarles durante una época determinada, sino dejarles secuelas para toda la vida. Es una pena pero es así.
Mi primer consejo como profesional de la salud infantil es que, desde muy pequeños, hay que generarles confianza y seguridad. Es más propenso un niño con baja autoestima a padecer bullying que otro que se valora a sí mismo. Es muy importante felicitar al niño cuando hace las cosas bien y no ser excesivamente crítico.
Esta labor reconozco que a mí como madre, en ocasiones, me ha resultado complicada, porque a veces es fácil perder los nervios y vivimos en un mundo en constante “movimiento”. El tema de la conciliación es otro tema pero ya lo trataremos más adelante.
El estrés hace que nos olvidemos a veces de pararnos, mirarles a los ojos y hacer que el tiempo que pasamos con ellos sea de “calidad” porque tenemos la cabeza en veinte sitios.
Lo que está claro es que, si se sienten valorados y tienen confianza en ellos mismos, ignorarán estos ataques a los que se pueden encontrar inmersos más fácilmente. Así no se callarán.
Una cosa que llevamos bien en casa y tanto Ángel como yo inculcamos mucho, es que nuestra hijas desarrollen el sentido del humor. Lo tenemos claro: en una alta autoestima viene implícita la capacidad de reírse de uno mismo.
Una cosa que influye notablemente en las personalidades de nuestros hijos son las amistades. Intenta que tu hijo se relacione con otros niños de su alrededor.
El esterotipo del niño acosado suele ser una persona solitaria. Ser parte de un grupo te refuerza y el sentimiento de protección queda satisfecho aún estando lejos del ambiente puramente familiar. Esto hace que te refuerces y te sientas protegido, por lo que tu confianza se refuerza.
Para mi es de gran importancia que un niño sea capaz de defenderse él mismo del bullying o ante un posible acoso y sea capaz de contestar:
¿Te molesta lo que estoy haciendo? ¿Tienes algún problema conmigo?
El perfil del “acosador” carece de argumentos para contestar este tipo de preguntas por lo que se quedan callados. Ahí es la oportunidad de marcharse y no continuar con esa conversación que no induce a nada bueno.
Diversos estudios, el método que se está aplicando en Finlandia y por todo lo que me he documentado en el tema, en España veo que se empieza a avanzar en este tema (desde el 1 de noviembre se ha facilitado un teléfono de acoso escolar 900 018 018)
Muchos son los jóvenes que sufren en silencio el bullying o el acoso. Mi consejo como madre y como pediatra es que hagas lo que esté en tu mano para ganarte la confianza de tu hijo, que sepa que siempre se pueden apoyar en ti y te cuente lo que les preocupa. Transmíteles que lo más importante para ti es su felicidad.
Si se sienten sobrepasados por una situación, ahí estás tú para apoyarles pero dales todas las herramientas previas para que sepan “sacarse las castañas del fuego” cuando tú no estés.
Dra. Beatriz Martínez Bazán