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La MENTIRA, algo tan común en la vida, va ligada a un perfil de personalidad cuya percepción particular altera la verdad de los hechos. Es difícil definir con claridad la MENTIRA; es la manifestación contraria a la VERDAD, pero ¿cuál es la VERDAD si cada individuo tiene su propia realidad?

No podemos hablar de LA MENTIRA hasta los 4 años, el valor moral de la mentira comienza en torno a los 8 años.

La MENTIRA es muy común en la infancia. Según la edad del que miente así debe ser tratada. Los progenitores interpretan la mentira como una falta de honestidad y pérdida de confianza. Sin embargo, es clave tener en cuenta la edad para otorgar mayor o menor importancia a la mentira. En cualquiera de los casos es básico el pozo educativo, tratar y ofrecer valores de honestidad, confianza y sinceridad al menor.

La MENTIRA en edades temprana adquiere un carácter espontáneo y, a medida que avanza la edad, cobra fuerza su elaboración y consciencia.

En general la mentira se inicia con:

  • MENTIRAS FANTASIOSAS. A los 4 o 5 años de edad los menores no saben distinguir la realidad de la fantasía. Ésta responde a varias causas la madurez, diferenciar lo que está bien del mal, presumir de lo que dice, no ser menos que su amigo, llamadas de atención.
  • MENTIRAS DE AUTOPROTECCIÓN. A partir de los 8 o 9 años la mentira se vuelve mas compleja y elaborada y corresponde más a la personalidad del emisor: envidia, capricho, celos, falta de reconocimiento de culpa o responsabilidad (madurez), por necesidad de aceptación, por sentirse presionado.
  • MENTIRAS EGOCÉNTRICAS. En la adolescencia se atribuye más la mentira a ese deseo de conseguir lo que pretende aunque sea traspasando las normas. Prevalece el egoísmo.

Si la mentira persiste en la edad adulta debemos trabajar la personalidad del mentiroso. Puede tratarse de un hecho puntual difícil de gestionar para el individuo y, el no quererlo afrontar, hace que recurra a la mentira. También puede tratarse de un recurso común en una personalidad patológica.

LOS PROGENITORES ANTE LA MENTIRA

  • SER EJES REFERENCIALES. La mejor forma de mostrar sinceridad es a través de nuestro ejemplo. Cuidado con las mentiras piadosas, las que comete el adulto delante de los hijos por un bien económico. “di que tienes 8 años y así pasamos gratis”.
  • DIFERENCIAR LA MENTIRA CON FINALIDAD ALTRUÍSTA DE LAS DEMÁS. La sinceridad del menor.
  • ACTITUDES DE DIÁLOGO, SINCERIDAD Y AFECTO desde la infancia. Inculcar la sinceridad desde la infancia, ser sus apoyos y poner límites ante la mentira. Debemos manifestar nuestro disgusto cuando mienten.
  • ACEPTAR A NUESTROS DESCENDIENTES TAL Y COMO SON. Si proyectamos en ellos unas exigencias mal entendidas se frustran y tienden a mentir: Las notas, el deporte competitivo. La presión es mala compañera de la sinceridad. Resalta su valía, su esfuerzo y verás que desaparece la mentira.
  • CONOCER LA PERSONALIDAD DE NUESTROS RETOÑOS. No todos deben ser tratados por igual según la sensibilidad, la personalidad, los celos.
  • CONOCER A NUESTRO ADOLESCENTE. Crear confianza, dialogar, analizar las consecuencias de una mentira y hacer hincapié en cumplir “el castigo social”. Ante una mentira confronta lo que ha sucedido y saquen conclusiones conjuntas antes de crear un interrogatorio.

LA MENTIRA SE CONVIERTE EN PATOLÓGICA cuando están presente 3 componentes LA CORTA EDAD, en torno a los 7 años, LA FRECUENCIA Y LA PERSONALIDAD: LOS PERFILES EGOCÉNTRICOS, MANIPULADORES Y CON COMPORTAMIENTOS DAÑINOS.  Si observas que tu menor miente y no reconoce la mentira acude a la psicóloga Helga González.

HELGA GONZÁLEZ MEDINA
Psicóloga Sanitaria y Logopeda