Durante los primeros meses de vida, la leche materna es suficiente para cubrir las necesidades alimentarias de los bebés.
Los niños menores de dos años son susceptibles de correr algunos riesgos ante la ingesta de determinados alimentos.
Muchos especialistas en salud infantil recomendamos a los padres que, durante esta primera etapa de vida, eviten que sus hijos consuman de todo tipo de alimentos con los que los niños puedan atragantarse como, frutos secos, bebidas con bajo valor nutritivo, algunas especies de pescado azul y leche de vaca desnatada o semidesnatada…
Por esta razón se recomienta no darles ciertos tipos de alimentos como:
- Miel a pesar de ser un alimento natural. No se recomienda la incorporación de este alimento hasta los 12 o 24 meses.
- Las chucherías tienen un alto contenido en azúcar y sustancias totalmente innecesaria a estas edades. Además este tipo de alimentos contribuyen a generar obesidad infantil y caries.
- La bollería industrial contienen altas grasas transgénicas
- Frutos secos son alimentos que pueden provocar alergias, por lo que no deben introducirse en la dieta antes de los 5 años.
- Refrescos o zumos envasados por su alto contenido en cafeína, azúcar y aditivos químicos pueden ocasionar daños intestinales y gástricos, además pueden producir alteraciones en el sueño del bebé.
- Salchichas pueden hacer que tu bebé se atragante ya que esta tiene el tamaño de la glotis del niño.
- Pescado con alto contenido en mercurio como el pez espada o atún rojo, este tipo de alimentos no deberían ser incorporados en la dieta del niño hasta los 3 años.
- Conservas y embutidos debido a su alto contenido en sal y grasas.
- Sal y azúcar, los riñones de los bebés no están preparados para los alimentos salados o dulces.
La introducción de alimentos sólidos en los niños debe hacerse de forma progresiva, hay que tener en cuenta que la destreza masticando de los niños se irá adquiriendo conforme vaya creciendo y no será hasta 2 años cuando el niño pueda comer de todo.