Una de las formas más sencillas de relajar a tu bebé antes de dormir es diciéndole ¡Es hora de acostarse! Ante esta afirmación, podemos comprobar como el niño reacciona de diferentes formas.
Las horas que debe dormir y la calidad del sueño son dos factores fundamentales para que el pequeño goce de bienestar, salud y vitalidad, necesarias para hacer frente a todo el día que le espera por delante.
Es muy importante tener en cuenta qué hábitos, antes de dormir, estamos inculcando al niño desde pequeñito. Éstos pueden facilitar que tu hijo descanse y duerma como un angelito.
La rutina previa al momento de irse a la cama es adquirida desde pronta edad; el rato de la cena, la hora del baño… Pero a veces es necesario realizar algunas técnicas que nos ayuden a que concilien el sueño como es debido.
Algunos instrumentos a usar para el favorecimiento de la relajación:
Los cuentos
Contarles un cuento antes de acostarse es uno de los ratos preferidos entre los niños. En general, les encanta imaginarse en un castillo de princesas, una isla pirata o un bosque mágico. Conforme el niño se hace mayor puede leer el libro él mismo antes de dormir.
La música
Es una técnica muy efectiva, sobre todo cuando es un bebé. Cantarle una nana o ponerle música de fondo, suave y lenta puede ayudar a que concilie antes el sueño y se relaje.
La visualización
Es una técnica que funciona cuando el niño es algo más mayor. El simple hecho de hacerle recordar el mejor momento del día conseguirá que tu hijo se olvide de sus miedos y duerma plácidamente.
La luz
Una luz cálida y adecuada en la habitación del pequeño es fundamental para hacer de su cuarto un lugar de descanso y crear un clima de relajación. Muchas veces éstos tienen miedo a la oscuridad y provoca que muchos de ellos no quieran dormir solos. Por ello, es conveniente tener una luz que ilumine poco y les tranquilice.
Los masajes
Hacerle un masaje previo a la hora del sueño consigue reducir el estrés diario que el niño adquiere diariamente. Ayudan a regular y fortalecer las vías respiratorias, gastrointestinales y circulatorias del pequeño. Además, son una forma de relajarle muscularmente e inducirle el sueño.
Quizás suene raro, pero el dormir se aprende, por lo tanto, puede ser enseñado. Así pues, es importante ser constantes en las rutinas, para que el bebé vaya adquiriendo hábitos que luego lo acompañarán a medida que crezca.