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Frente a la exposición de los niños al sol es necesario que los padres los cuidemos para evitar heridas solares e incluso correr el riesgo posibilitar el desarrollo de un futuro cáncer de piel. En este artículo, te exponemos qué medidas prudentes debes adoptar este verano.

De todos es sabido que en los niños el daño que causa el sol es superior que en los adultos y que un apropiado cuidado desde la niñez reducirá el peligro de desarrollarse un cáncer en épocas adultas.

Los tumores en la piel pueden impedirse delimitando el tiempo que se pasa frente al sol durante los primeros años de vida. Se trata de una etapa en la cual ciertas costumbres o rutinas en parques hacen habitual la exposición de estos a las radiaciones UV.

Las heridas solares y ampollas desarrolladas durante los 14 primeros años de vida han sido estudiadas y planteadas como causantes del desarrollo de tumores una vez se es adulto. Asimismo, entra en juego la idea que relaciona directamente la toma de rayos solares en la niñez con la aparición de pecas y manchas en la piel.

Igualmente, es vital la concienciación acerca de este tema; ya que, las prácticas que se generan y adoptan cuando uno es niño suelen permanecer en la vida adulta. De este modo, la educación sobre protección solar en este período favorecerá que nuestros pequeños desarrollen conductas sanas perdurables y acciones buenas para fortalecer la salud.

¿Qué medidas adoptar para cuidar a nuestros hijos del sol?

  • Usar la crema protectora en bebés de más de 6 meses, exponiéndolos a los rayos UV comedidamente y jamás al mediodía, más concretamente entre las 10 y las 16 horas.
  • La crema protectora solar deberá incluir protección frente a rayos UVB y UV y su factor mínimo será de 30.
  • Cada vez que los niños estén expuestos en el exterior se recomienda volver a aplicar la crema cada 2 horas, especialmente después de baños en mares y piscinas o sudor extremo.
  • Aplicar la crema en niños que realicen deportes al aire libre e impedir su práctica en horarios de mediodía.
  • Extender la crema unos minutos antes de la exposición por todo el cuerpo, sin dejar de lado las orejas, los pies (incluidas las plantas) el cuello y la nuca.
  • Usar la crema protectora aunque haya nubes en el cielo, ya que estas dejan pasar el 85% de los rayos UV.
  • Alternar sol con sombra de vegetación en la montaña o sombrillas y toldos en ambientes de playa.
  • Otra opción para los más pequeños es vestirles con indumentaria apropiada, que frene la acción de los rayos solares. Estos pueden ser capuchas o gorros, pantalones largos y de tonos oscuros.

La protección solar es fundamental a lo largo de toda nuestra vida, y por lo tanto nos corresponde asumirlo y persuadir a los demás de los resultados beneficiosos que tienen las medidas propuestas y que esperamos que adoptéis.