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Se inicia la época Navideña donde prevalece la compra, la abundancia y el consumo. Asociamos abundancia con felicidad. 

Un menor se puede encontrar con una media de 30 regalos mínimo por Navidad. 

Hay multitud de estudios que avalan la dificultad del ser humano en saber gestionar y valorar la abundancia. La abundancia perjudica.

El menor necesita aprender que esos regalos cuestan un esfuerzo antes de recibir un gran número de ellos.

Es el momento de tomar conciencia de que un buen regalo familiar hará feliz al menor y jugará más con él que la suma de 30 regalos o más. 

Los perjuicios de la abundancia:

  1. SOBREESTIMULAN y nos dispersan impidiendo disfrutar de cada uno de los juguetes. Conlleva emociones negativas como el nerviosismo, el bloqueo, la excitación, la ansiedad, el enfado. 
  2. DIFICULTAN CONCENTRARSE para luego poder disfrutar. Hogares con abundancia de estímulos alimentan la dispersión, la inquietud, la falta de planificación. Nos cuesta priorizar el deber ante el juego.
  3. INCREMENTAN LOS TIEMPOS DE INDECISIÓN Y DE CONFLICTO. Qué me pongo, esto no me gusta, no lo comparto, pero yo tampoco juego con él.
  4. CONTRIBUIMOS AL DESORDEN, AL CAOS. Hacemos difícil lo que debería de ser fácil, el hábito del orden. Nos cuesta recoger habitaciones con abundancia en ropa, en juguetes cuando sería muy sencillo si no dispusiéramos de grandes cantidades. El orden, calma y el desorden dispersa, nos quita tiempo, nos enfada.
  5. FAVORECEMOS LA BAJA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN: abandonan con facilidad lo que inician, presentan ansiedad cuando las cosas no salen como esperan, adoptan conductas evitativas en situaciones complicadas por temor al rechazo como respuesta, tienen rabietas ante la falta de aceptación de un “NO”.
  6. ALIMENTAMOS EL PLACER “DEL YA”: la poca paciencia, la necesidad de la recompensa inmediata, la desmotivación constante ante el esfuerzo, no saben esperar.
  7. CREAMOS UNA FALSA FILOSOFÍA DEL BIENESTAR basada en el TENER y no en el Ser y el Hacer. Más tenemos, más queremos. Valoramos según los estándares del tener, nos convertimos en personas caprichosas.

Contribuye en:

  1. La Planificación y organización familiar.
  2. Disminuir el número de artículos.
  3. Los adolescentes, coherencia con el dinero a regalar.
  4. Ante la abundancia, las BOLSAS DE TEMPORADA funcionan: guardar una parte para intercambiar tras un tiempo con los que deja de utilizar/usar actualmente.
  5. La importancia de la variedad cubriendo así las distintas necesidades.

Helga González Medina

Psicóloga y Logopeda en Centro Pediátrico San Francisco