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Hoy las logopedas de nuestro equipo Helga González y Almudena Agudo nos hablan de la AFASIA y cómo rehabilitar esta alteración.

LA AFASIA: EL SILENCIO DEL ADULTO

La AFASIA es la alteración del lenguaje tanto oral como lecto escrito. El afásico puede tener comprometida la comprensión o expresión oral, la lectura y la escritura.

La AFASIA aparece de forma repentina porque tiene un único origen, la lesión o el deterioro cerebral: traumatismo, tumores, ictus, alzheimer.

Para presentar una AFASIA la lesión debe estar ubicada en el hemisferio izquierdo, que es por excelencia donde se asienta el área del lenguaje en todo paciente diestro.

Las personas zurdas, no olvidemos, presentan una mayor plasticidad cerebral.

La gravedad de la AFASIA dependerá de tres factores:

  • La edad del paciente (mas joven, mejor pronóstico)
  • La ubicación de la lesión
  • Su extensión o profundidad

En función de la localización y extensión de la lesión cerebral nos encontraremos con un abanico de síntomas que nos confirmarán el tipo de AFASIA que presenta el paciente. Podemos afirmar que no hay AFÁSICOS IGUALES.

La clave de la AFASIA es la rehabilitación y tanto Almudena como yo recomendamos iniciarla lo antes posible.

REHABILITACIÓN DEL PACIENTE CON AFASIA.

            El logopeda tiene como objetivo ayudar al paciente a mejorar sus habilidades comunicativas y otros problemas como las dificultades de alimentación y deglución, problemas respiratorios, problemas con su voz y problemas físicos como la parálisis o falta de fuerza y sensibilidad en la musculatura facial.

            La rehabilitación de las diferentes alteraciones de la comunicación va dirigida a dotar al paciente de recursos adecuados para la comunicación, en un primer momento, y de la recuperación de dichas alteraciones comunicativas, en segundo lugar, con el fin de obtener una mayor autonomía comunicativa y una mejor adaptación a la vida cotidiana. Es decir, desde el inicio del tratamiento logopédico, se propondrán los medios adecuados para que la autonomía sea lo más amplia posible.

            A través de sesiones individuales y de técnicas y/o programas informáticos especializados, se trabaja en la línea de restituir la función afectada o de sustituirla.

             No hay métodos generales de rehabilitación de las afasias, cada paciente ha de ser sometido a un programa individual diferenciado y específico.

PRINCIPIOS Y REFLEXIONES GENERALES SOBRE LA TERAPIA

Terapia y paciente: La terapia debe tener objetivos firmes, pero situados dentro de las necesidades e intereses del paciente con afasia. Sin olvidar cuáles son sus posibilidades y capacidades.

Antes de iniciar la terapia se establecerá un plan detallado de los objetivos a corto          y largo plazo. Y el logopeda se coordinará con todos los profesionales que tienen relación con el paciente incluyendo a la familia.

Los métodos empleados en la rehabilitación serán valorados constantemente y pueden ser modificados y sustituidos en función del resultado.

Inicio de la rehabilitación: La rehabilitación debería iniciarse en el momento en el que el paciente ha salido de la fase aguda de su afección neurológica, está libre de exploraciones médicas y psicológicas y físicamente está preparado para la terapia.

La rehabilitación de la afasia es un proceso lento y costoso que exige una gran colaboración entre el terapeuta, el paciente y la familia de éste.

Es importante no dar expectativas que no se puedan cumplir.

Momento, frecuencia y lugar de la rehabilitación: Es conveniente buscar una hora adecuada en la que el paciente no se sienta fatigado, como después de fisioterapia o las comidas.

La frecuencia de las sesiones depende del plan terapéutico establecido y del momento evolutivo de la afasia. En general, las sesiones pueden ser más frecuentes en fases iniciales, para distanciarse paulatinamente.

El material no debe ser de diseño infantil. Es imprescindible tener en cuenta las cualidades físicas del material y los trastornos perceptivos, tan frecuentes en estos pacientes.

Finalización de la terapia: se debe considerar en función específica de cada paciente individual y con un alcance amplio del concepto de rehabilitación.

Salvo excepciones, todo paciente debería someterse a un tratamiento y control evolutivo mínimo de 6 meses a un año, valorándose la cuantía de sus progresos.

En teoría, la rehabilitación se daría por finalizada cuando el paciente pareciera haber llegado a un techo. El cese de las sesiones de rehabilitación no debe implicar en ningún caso el abandono del paciente. Controles clínicos y tareas dirigidas desde el centro clínico deben ser los elementos que permitan realizar un seguimiento del paciente.

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