Es bastante común en consulta la duda que surge en los padres con el inicio del habla.
Debemos tener en cuenta lo siguiente:
1.- Si mi hijo no balbucea, no emite sonidos, no realiza pedorretas, no habla y su edad está entorno al año y medio, es aconsejable consultarlo.
2.- El profesional de contacto ante estas situaciones es su pediatra o un logopeda.
3.- Debemos tener en cuenta que cada menor es único.
4.- No son buenas las comparaciones pero si ayudan las referencias de sus iguales: hermanos, primos.
5.- La herencia cobra peso: algún progenitor que comenzó a hablar tarde.
6.- Las niñas suelen ser precoces en todo lo referente al habla que los niños.
7.- Una segunda lengua es una variable a tener en cuenta cuando hay retraso en el habla.
8.- El inicio del habla está alrededor de 1 a 3 años, tomando de referencia el año como edad donde se inicia: pedorretas, balbuceo, onomatopeyas, sonidos guturales, etc.
Podemos decir que es el colchón donde se asienta el habla. La edad de los 2 años suele corresponder a la aparición de mayor número de vocablos y es la de los 3 años en adelante cuando se entremezclan las palabras con las frases.
9.- Podemos encontrarnos con casos donde utilicen un único fonema para todo, generalmente la T.
10.- Un menor puede presentar buenas capacidades y habilidades en otras áreas, sin embargo, tener dificultades en el área del habla o del lenguaje.
11.- Por otra parte, no siempre van de la mano la Comprensión con la Expresión.
El especialista les puede dar pautas:
1.- Observa al menor y lo valora.
2.- Analiza su intención comunicativa, su juego, sus gestos, su nivel de habla.
3.- El profesional explica que no es lo mismo el HABLA que EL LENGUAJE o incluso LA INTENCIÓN COMUNICATIVA. Principalmente en base a estos tres orígenes se establece un diagnóstico.
4.- Da pautas a los padres para favorecer la comunicación y estimular el habla.
5.- Modifica si se están realizando “malos hábitos” comunicativos en casa.
6.- Con la pandemia se ha observado que las familias de estos menores de edad, en algunos casos, se han decantado por quedarse en casa. Un menor que habla muy poco o nada la relación con sus iguales beneficia.
7.- Las guarderías son buenas consejeras del habla pues permiten y facilitan el contacto con otros pequeños, ser uno más del grupo, asimilar nuevas normas y expresar sus intereses.
Concluyo, que lo importante es realizar una valoración y establecer un seguimiento, ya que, LA ESTIMULACIÓN PRECOZ FAVORECE SIGNIFICATIVAMENTE A LOS AVANCES EN LOS TRASTORNOS DE HABLA, RETRASOS DEL LENGUAJE O ESCASA INTENCIÓN COMUNICATIVA.
HELGA GONZALEZ MEDINA
Psicóloga A-705
Logopeda 50053